Y el artista es un gran armonizador.
Todos tenemos capacidad y derecho de llevar a cabo un acto creativo, independientemente del nivel de desarrollo que transitemos. Basta con guardar el debido respeto para con todos, hacerlo lo mejor que podamos… Y, si puede ser, disfrutar el proceso. Y al que no le guste, que no mire.
Amo alegremente:
Respirar con todo el cuerpo, sentir el aire fresco en la piel, el olor de la hierba y el sonido del mar; la mente calmada reflejando lo que hay más allá.
El silencio que acompaña y envuelve, la potencialidad; la sensación de tiempo, de haber descansado y soltado, y trabajar.
Trabajar y estar en el sitio, la sincronicidad; el encuentro con el otro, la música y la libertad.
Bailar, estudiar, comprender, verlo, la claridad; la claridad que hace todo tan fácil, tan ligero, tan amoroso y perfecto, unidad.
El amigo, que sin turbar el silencio hace brotar y manar… risas, calidez, fuerza, alegría; impulso para mezclarme con la gente, con el barullo del mundo… la realidad.
El Maestro, que vuelve evidente el error, qué brilla, que da. Que señala, alienta, inspira, que siempre está más allá.
El hogar que construyo y recibe, que sostengo y sostiene, donde descansar. De donde partir y adónde volver, donde tiene sentido y es respetada mi humanidad.
El cielo, el cielo, el espacio vacío, viajar. Caminar por el ancho infinito, fluir como el río, disfrutar